Mas o menos sería asi el barco

lunes, 8 de agosto de 2011

Tercer capítulo: Por fin puedo salir

Cuando el capitán se enteró del funcionamiento del pequeño trabuco, me levantó el castigo de estar encerrado en el barco, y, por primera vez, se me presentó, "MI NOMBRE ES LEONARD, CAPITÁN LEONARD, PERO SI QUIERES TU PUEDES LLAMARME COMO QUIERAS". Le pedí que si podía podía conseguirme alguien que me ayudara, algún espadachín o algo por el estilo, por no tener a Virgil encima de mí siempre. Me dijo que lo intentaría, pero que no era fácil.

Cuando salí del camarote había una mujer con Virgil, yo normalmente llamo a las mujeres "Damas" pero ella se quedaba sólo en mujer; pelo rizado y atado con un pañuelo, pechos grandes y una ropa horrible... para qué seguir describiendo, era una prostituta sin duda alguna.

Miré a Virgil con cara de asco pero pareció no darse cuenta. Parecía no saber que esas mujeres me dan asco, una auténtica dama no muestra así sus "partes íntimas" no digo que vayan tapadas hasta la barbilla, pero enseñan su cuello y sólo algunas poco más.

Fuí a dar un paseo por cubierta y me encontré con Alan, pensativo, como siempre. Le conté lo del capitán y cómo había visto a Virgil, y me felicitó por lo del capitán y me dijo que no sólo Virgil era así, sino casi todo el barco, menos nosotros dos y el capitán.

   -¿Llevas aquí casi dos años y medio y no sabes cómo es Virgil? Que él no sepa cómo eres tú  bueno, pero tú... me he fijado de que eres muy observador.
   - Vale que soy observador, pero no me fijo en todo eso, últimamente sólo pienso en cuando el capitán me enviará a alguna misión.
   - ¿Alguna misión? ¿Ya te ha levantado el "encarcelamiento" del que me hablaste?
   - Si, le he pedido que me consiga un ayudante, ya veremos que me consigue...

Enseguida era ya de noche y nos pusimos a cenar. Aquella noche la cocinera no se esforzó mucho que digamos, la comida no era muy fuerte y pronto todo el barco se fue durmiendo poco a poco.

Al siguiente día el capitán se acercó a mí y me dijo que  me había buscado un ayudante. Me la presentó, se llamaba Elena, llevaba una daga y un arco, dudé mucho que me ayudase puesto que parecía que prefería usar el arco a la daga.

Leonard nos mandó una misión, debíamos investigar una isla desconocida, que casualidad.

Comencemos a rodear la isla, que era más pequeña que la primera que visité yo. Elena iba delante de mí daga en mano, y yo más atrás, con los pequeños trabucos preparados para disparar.

De pronto tres indígenas isleños salieron como de la nada, armados con lanzas y hachas primitivas. En ese momento me fié más de Elena, dominaba aquella pequeña daga como si hubiese nacido para llevarla, daba la impresión de que volaba con las piruetas que hacía cada dos por tres.

El pequeño trabuco funcionaba bien pero no me dejaban dar en el blanco, asique decidí avisar a Elena de que iba a sacar la Jack's. Le dí al segundo indígena pero no encontraba por ningún lado al tercero. De pronto, Elena saltó hacia mí para protegerme del indígena que estaba justo detrás de mí, ya estaba herida antes de saltar pero después de darle una ultima cuchillada el indígena le atravesó el estómago con la lanza.

Llevando en brazos a Elena salí corriendo hacia el barco. Cuando llegué la dejé en la consulta de Alan, pero era demasiado tarde... Alan afirmó que la herida era mortal y que llevaba minutos muerta.

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