Mas o menos sería asi el barco

martes, 23 de agosto de 2011

Quinto capítulo: La sangre que todo lo curaría

Tiempo después me llamó el capitán para algo muy importante, o al menos importante para él.
La urgencia por la que me llamaba era una damisela llamada Jane. El capitán pretendía sustituir a Elena por
Jane, aunque Elena hubiese muerto. Muchos pensarían que el capitán tomaba a su tripulación como a un
objeto, pero después de verla morir una y otra vez el corazón se convierte en una piedra. Jane utilizaba una gran espada a dos manos para luchar, juraría que la espada era mucho más larga que sus
brazos.

Esta vez el capitán nos mandó a cazar unos animales, de una isla desconocida (para variar). Parecía sencillo,
dos o tres animalejos y al barco. Pero el tamaño del dibujo no era par al de la realidad. Animales tan
grandes no se podrían llamar animales, sino monstruos. Un canguro de tres metros de altura, una hormiga
del tamaño de la  Jack's, etc. Alan decía que con la sangre de aquellos monstruos se podrían curar millones
de heridos.

Por esa razón debíamos conseguir la sangre de esos monstruos, haciendo que perdieran la mínima o
nada,cosa fácil con una daga o una bala pero no con aquella espada..., Alan nos dijo que él se podía
encargar de extraer la sangre.

Una vez dentro de la isla, no fue difícil encontrar a esos animales, casi se podría decir que nos buscaban
ellos. Al final, Jane si llevaba un cuchillo y fue fácil matar a los animales sin que perdieran mucha sangre.
No tardemos ni tres horas en cazar los diez animales, pronto estaban todos en la cubierta del barco, y Alan
extrayéndoles la sangre de las heridas que Jane había hecho. Extrañamente yo sólo tuve que cargar animales, no me dio tiempo a herir a ninguno.Alan curó a muchos tripulantes con unos antídotos que había hecho con esa sangre.

Al día siguiente estuvimos en alta mar, nada del otro mundo, yo me dediqué a tallar en madera más balas para los pequeños trabucos.

Al mediodía o así Jane vino a hablar conmigo en mi camarote, a preguntarme sobre todo mi proyecto, se
podría crear otro trabuco exactamente igual a partir de toda la información que me sacó, pero no creo
que llegase a entenderme, aunque me sentó bien contar todo mi trabajo a alguien que no fuese yo mismo.
Me contó que escuchó a un soldado maldiciendo a un ladrón que le había robado el trabuco de su abuelo,
supongo que por eso estaba roto. Estuvimos un rato charlando, en un instante Jane se remangó el brazo y me enseño que tenía unos sarpullidos que según ella llevaban ya rato picándole. Corriendo, llamé a Alan que acudió en cuanto pudo.

   - Nunca había visto nada como esto... ¿sabes desde cuándo lo tienes? - preguntó Alan
   - Bueno... El brazo me pica desde anoche...
   - ¿Te pica? Podría ser contacto con algo venenoso o que tu piel no tolera... Te aplicaré un bálsamo,
intenta no rascarte hasta mañana, y si te salen más manchas avisame cuanto antes.
   - Entendido - respondió Jane - Adiós Jack, voy a dormir.
   - Duerme bien - dije

Después de irse Jane, Alan me lanzó una sonrisa burlesca.

   - ¿Qué pasa? - dije
   - Oh, nada, solo que me gustaría saber que estaríais haciendo para descubrir las manchas...
   - ¿Qué quieres decir?
   - Sí, sí si se que me has entendido.
   - No sé qué estás pensando, pero creo que no estás en lo cierto, Jane se estaba rascando el brazo y
cuando se fue a remangar descubrió esas manchas.
   - Si, claro, claro, si yo te creo... - dijo entre carcajadas.
   - Alan, no te pega ser así...
   - Cierto, pero lo que pasa es que Virgil se ha atravesado por tercera vez el muslo hoy y estoy de muy buen
humor - dijo sonriendo - además a ti tampoco te pega que una dama así entre en tu camarote... De todas
formas voy a seguir curando a Virgil y enseguida iré a la cama...

Pronto me fui a dormir, estaba agotado, el barco se quedó en silencio poco después, pero pasadas unas
horas comencé a oír ruidos en la clínica de Alan, y después las voces de éste y la de Jane.

   - ¿Desde cuándo notas las nuevas manchas? - preguntó Alan
   - Hace un rato... me a comenzado a picar y entonces...
   - Espera... ¿esta zona te pica? - interrumpió Alan
   - No... un momento... ahora me pica...

No pude resistir la curiosidad y fui a la clínica de Alan:

   - ¿Qué pasa?
   - Parece que las manchas han aumentado en cantidad, mira, aquí está brotando una.

En el brazo salió una mancha roja y después unos pequeños granos en ésta.

   - Te volveré a aplicar el bálsamo, espera... ¿qué te pasa en los ojos?
   - No se...-respondió Jane
   - Le tiemblan mucho los ojos... ¿acaso estás nerviosa? - dije
   - No, estoy bastante tranquila.
   - A ver... - dijo Alan abriéndole el ojo - ¿te escuece?
   - No - respondió
   - Tienes los ojos inyectados en sangre... Te los vendaré...- dijo Alan
   - ¿Para qué es necesario vendarme los ojos?
   - Para prevenir que la luz los dañe y se regeneren antes - respondió Alan

Acompañé a Jane a su camarote y me fui al mío, extrañamente la noche se pasó rápido. Al día siguiente
Alan vino a mi camarote.
  
   - ¿Recuerdas si Jane tocó algo que no hubieras visto nunca? ¿Como una flor o un musgo? - me dijo
   - No, es más, me dijo que tuviese cuidado con dónde ponía mi mano - contesté.
   - Hmmm... entonces no comprendo como pudieron brotarle esas manchas...
   - ¡Alan! ¡Ven rápido! - gritó de pronto Michael viniendo hacia nosotros.
   - ¿Qué pasa? - dijo Alan
   - ¡Es Virgil, esta lleno de unas manchas rojas horribles y no reacciona! - contestó

Corrimos rápido hacia la cubierta en busca de Virgil; cuando lleguemos Alan se sorprendió bastante al ver
las manchas, las cuales eran idénticas a las de Jane pero mucho mas grandes peores.

   - Oye Alan, hay mucha más gente con esas manchas tienes que idear un antídoto cuanto antes...- dijo el
capitán Leonard.

Alan comenzó a extresarse, nunca le había visto así e intenté ayudarle un poco pero eso parecía agobiarle
aún más y traté de no estorbar... Casi todo el barco parecía estar infectado por esas manchas, algo que ni
a mí ni a Alan ni a Michael ni al capitán nos sucedía... Parecía que Alan no dormía, siempre tenía cola en su
consulta, tanto de noche como de día.

El barco se fue entristeciendo, ya no había esa alegría nocturna que siempre nos rodeaba... Extrañamente
llevaba demasiado tiempo sin ver a Jane, no sabía si preocuparme o si no, y tras un buen rato de reflexión
decidí entrar en su camarote.

   - ¿Jane? ¿Estás ahí? - dije, pero no hubo respuesta.

Opté por adentrarme más, y descubrí a Jane tumbada en el suelo, en un principio pensé que dormida se
había caido de la cama y continuaba durmiendo, pero luego me di cuenta de que estaba en una posición
imposible de llegar desde la cama, asique decidí llevarla a la clínica de Alan.

Alan le echó un vistazo cuando pudo, dijo que probablemente estaría desmayada o algo pero que la
revisaría igualmente. Intentó despertarla, pero no lo consiguió y entonces... al tomarle el pulso...

Parecía que me habían caído 3 litros de mala suerte en la cabeza en el momento en el que me subí al
barco... Cuando Alan le tomó el pulso a Jane, la cabeza de esta se dobló y partió su médula espinal...Él dijo
que se suicidó por un espasmo nervioso que la llevó a  la muerte, y yo le creí, no pretendía pelearme con
uno de los pocos amigos que tenía en el barco...

Poco a poco empezó a morir más gente, el barco disminuía en tripulación y Alan parecía más extresado que
nunca, parecía no encontrar cura para aquella epidemia... Pero entonces recordé algo... Ni yo ni el capitán
ni Alan ni Michael ni algunos más habían tocado la sangre de aquellos animales... En un principio solamente
la tocó Jane pero después Alan vacunó a gente con esta... No sabía si tenia razón o era solo mi
imaginación, pero aun así se lo comenté a Alan. Éste parecío sorprenderse con mi teoría, y revisó la vacuna
haciéndole unas pruebas bastante extrañas.

Al final yo tenía razón, y Alan creó un antídoto para salvar a los demás que quedaban vivos. Sobrevivimos;
el capitán, Virgil, Michael, yo (por supuesto), Alan, la cocinera y los defensores del capitán. El barco pasó
de sus 40 tripulantes a 12 ó 14... fue una gran baja.

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