Al día siguiente Alan estaba siempre encima mio, aplicando presión en las heridas y diciendo lo típico de "¿TE DUELE?" y mi respuesta era un capón con la mano buena. Él y yo eramos los más jovenes del barco y yo aprovechaba ser mayor que él.
Con el tiempo se me fueron curando las heridas, y Alan empezó a quitarme vendajes y a dejarme con sólo lo necesario para que la herida siguiese curándose. Era sorprendente que un muchacho de 18 años supiera curar heridas con esa habilidad, nunca había visto un médico como el, ni los más ancianos llegaban a saber tanto.
Dias después del accidente, el capitán me dijo que hasta que no supiese luchar o defenderme no me permitiría salir del barco para nada, ni un solo abordaje, ni un solo paseo... decía que no permitiría ninguna baja en su tripulación y que era difícil encontrarme un sustituto; no sabía que creer si era aquella razón verdadera o que simplemente lo hacía por su orgullo.
Puesto mi encarcelamiento en el barco, aproveché para avanzar el proyecto del trabuco pequeño, que me serviría de arma definitiva. Tardé cuatro meses en finalizar los planos, como ya he dicho antes necesitaba más práctica y maña que con la Jack's. El montaje fue difícil e incluso arriesgado, solo poner una pieza en un mal sitio, el trabuco podría estallar al usarlo. Me había sobrado un metro del cañón de la Jack's que aproveché en el nuevo arma. En uno de los puertos en los que paremos mandé a Virgil a que me trajera madera, uno o dos tablones. Pero lo verdaderamente dificil de encontrar o crear eran las balas y las piezas más pequeñas. Con la Jack's no tuve ese problema puesto que las piezas eran mucho mas grandes las balas eran las de cualquier trabuco común.
En el montaje tardé muchísimo mas, puesto que aparte del arma también tenía que hacer otras cosas, como reparar las espadas y sables de la tripulación y limpiar y mantener la cubierta y el camarote de mi capitán, que no eran exactamente lo más sencillo del barco.
Todas las noches cantábamos y bebíamos en la cubierta, la libertad nos mantenía felices, bueno a la tripulación, porque lo mío no se podia llamar libertad. Un barco entero de hombres, excepto la cocinera, sin mujeres perfeccionistas ni nadie que nos frenara ante la locura de la libertad.
Seguí montando a "La peke", como llamaba Virgil al trabuco pequeño, la construcción se basaba en ir poniendo piezas como en el trabuco grande, simplemente comparando. Diseñé también un sistema para que las balas se pudieran almacenar pero aún debía crear las balas, ya había fijado su tamaño, pero no sabía como obtenerlas, ningún hueso, ninguna roca y ningún solo fruto tenia esa forma y ese tamaño tan precisos. Virgil me dijo que con la madera sobrante las tallara por mi mismo y lo intenté, pero en muchas me pasaba y salían demasiado pequeñas, el pequeño trabuco parecía funcionar, pero no me quería arriesgar a probarlo con aquellas balas de madera.
Hablando una noche con Alan, me explicó que las mejores vendas se hacían con una planta que servía de veneno para matar animales pequeños, pero que secas y cosidas formando una venda curaban mejor que ninguna otra, y que sino me quería fiar de las balas, que hiciera un trabuco igual para probar, y eso hice. Tardé dos semanas en las que no faltó la curiosidad de si funcionaría.
Por fín llegó el día, esta vez no reuní a toda la tripulación, sino sólo a Virgil que estaba herido y se quedó conmigo durante una expedición. Le habían atravesado el muslo, y si no llega a ser por Alan, podría haberse quedado cojo de por vida. Hicimos el mismo ritual que con la Jack's, pintemos dianas en unos platos viejos y los pusimos en fila.
Esta vez no había barricada ni protector en el brazo, pero la bala de madera funcionó imitando a la de la Jack's, asique decidí usar el segundo trabuco junto al primero para tener mas disparos en menos tiempo. Virgil se emocionó muchísimo, no se si fué por que no tendría que preocuparse mas por mí, porque yo había conseguido un arma o porque se le acababa de dormir la pierna, enserio.
La verdad es que Virgil es un tanto exagerado, cuando se enfada, parece que quiere descuartizar a todo el barco y comérselo crudo, cuando se aburre, me desespera a mí, luego a Alan y después a todo el barco, lo raro es que nunca consigue desesperar al capitán; y cuando esta triste, no es que llore, solo se sienta de cara a una pared y se queda inmóvil horas y horas. Pero sin duda lo más exagerado es cuando está contento, cosa que se duplica cuando está borracho, grita el motivo de su felicidad sin importarle quién tenga delante, me levanta por los aires junto a Alan y si esque puede, junto a dos o tres tripulantes más, es lo malo de que sea tan fuerte...
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